"Lo crueles que pueden llegar a ser los niños"


La tarde gris me recordó el aroma de la niñez. Caminaba por la calle justo delante de aquel lúgubre jardín de niños. Las risas ambientaban el lugar y lo volvían aún más tétrico y eso alimentó más mi tristeza.
No podía evitar sentirme triste, y escuchar con melancolía.
Sin embargo estaba con ella de mi mano, ella parecía sentirse mal, aquella delgada y rubia mujer. Por fin conseguí mirarle el rostro. Estaba maquillada como un payaso y eso me asustó. Pero a los niños parecía producirles mucha risa. Una decena de ellos se rieron en su cara.Y a ella parecía no importarle. Pero me dio mucho coraje y me sentí impotente. No pude controlarme y tomé a golpes a una pequeña niña morena, la dejé muy mal herida.
Su cabello quedó tirado en la mitad de la acera, me dio pánico verlo y lo arrojé por una ventana, al momento que escuché como se rompía algo. Me asomé por la puerta. Había roto una docena de pequeñas aves azules de porcelana.Salió una señora muy extraña con una pañoleta de un rojo muy intenso, parecía ser una gitana. He querido pagarle pero se ha soltado llorando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este cuento me pone triste. Esa cólera que no se puede reprimir, me pone triste.
El cuento es bueno, aunq me ponga triste.